capitlo 23: la
claridad de la verdad
-Miau….miau..-
maullaba la gata sin sentido alguno, solo miraba el lado oscuro de la
luna.
Way llego a casa aún
mucho más enojado después de lo que había pasado.
Pobre Frank el
pagaría todo los platos rotos de todos.
Azoto la puerta
indicando su llegada, Frank aún estaba sobre la cama al escuchar el
sonido de la puerta lo guardo mientras que en su Cabeza aquella frase aún
estaba presente.
“Mi paz yace en el
lecho de tu muerte “
Con aquellos análisis
parecía tomar más forma esa frase que Gerard le dijo a Frank aquella vez, el
mismo día en que John dejo de existir.
-Frank te llego la
hora…- dijo gritando entrando
-Miau..Miau…-
maullaba con desesperación la gatita una película de terror todo era perfecto
para el acto de la tortura.
-¿Porque nunca…-
dice el menor con su rostro envueltos en lágrimas, el menor estaba
destrozado.
-¿Nunca?- dice Gerard
desentendido, nunca lo vio así
-¿Nunca me dijiste
del soplo?-
-Ese no es tu
problema- dice esquivando el tema- ¿por qué putas hurgas mis cosas?-
-No me cambies de
tema…-
-Ya cierra la
boca que me irritas…-
-No me cambies de
tema maldición, no soy un tonto y sabes que me canse de ti, de todo…eres un
genio de la maldad puedes hasta leer el pensamiento y no te das cuenta, pero lo
que as me duele es que en realidad te has cerrado… te cierras no quieres ver la
verdad… te niegas verla no la aceptas, ¿Por qué? no se…- se confesó,
le dijo lo que oscuramente el menor tenía guardado para sí mismo, solo
que le falto el detalle de la confusión.
Una cadena de
golpes, ocasionaría gracias a su pequeño detalle, cadena de dolor confusión
golpes tortura.
“Mi paz yace en el
lecho de tu muerte”
Si Gerard quería
paz Frank estaría dispuesto a darle esa paz, para su bien, para su
corazón amargado y marchito de tanto dolor que le ocasionó el destino que le
ocasiono aquella “traición”.
El pequeño se
revelo, algo que el mayor no podía creer, y no lo consentiría ya que se suponía
que él era el que controlaba las situaciones, por nada del mundo el dejaba que
las cosas se salgan de control,
Sin embargo un
desesperado Iero, un lastimado furioso rencoroso pero enamorado Iero era algo
incontrolable.
Hermosas rosas,
ellas que todo lo vieron esa pasión descontrolada bestial que solo ellos
dejaron fluir, sin ningún tipo de obstrucción. Hermosas rosas, era las
encargadas de dejar fluir la furia de Way, hermosas rosas lastimadas por la más
hermosa, por la privilegiada de Way.
Frank empezó a
destrozar todas aquellas hermosas rosas rojas, su único objetivo era dejar
fluir su furia, para así despertar la de Way, con el fin de conseguir la paz de
mayor.
Rompió jarrones,
destrozo aquella sutiles macetas, elevo por los aires los pétalos rojos
de las rosas. Distendió la cama, rompió los espejos, desgarro las almohadas,
revoleo zapatos y ropas, en síntesis enloqueció
Al punto de que
tiro, y destruyo algo muy especial para Gerard, el cual al darse cuenta de ello
detuvo por completo su locura.
Empezó a desalojar
las cosas del armario, tomo entre sus manos todo lo que estaba allí adentro y
lo trajo abajo al suelo, encontró una cajita algo antigua pensó que solo habían
joyas.
-¡¡No Frank…!!-
demasiado tarde para los gritos de Gerard, Iero destrozo la cajita en el piso
la rompió y se calmó, al notar que dentro de ella no había nada de oro nada de
plata, solo: una pequeña piedrita un pétalo un rosario y una cartita.
-¿¡Que hiciste…!?-
dijo Way arrodillándose para recoger los pedacitos de la caja de madera, y esas
pequeñas pertenencias, se notaba nervioso y desesperado, las lágrimas que se
escondían dañando su corazón por fin salieron a la luz.
Sus manos temblaban
como un niño asustado cuando su papa lo regaña, era un lado nuevo descubierto
por Frank, el cual miraba tónico.
-Gee…- dijo
arrodillándose, y posando una de sus manos sobre el hombre de Way dando un
pequeño salto de sorpresa y clavando un pedazo de manera en su mano.
Su sangre manchaba
el color natural de la cajita destrozada, impregnando gotas de sangre en el
brillo natural de aquel algarrobo
-Yo…-
-Frank…- tapo su
rostro con sus manos- por favor ándate, déjame solo-
-Yo no sabía-
-Por favor- su vos
estaba quebrada y pasiva
-¿Que era? Yo solo
quiero ayudarte…- decía tratando de separar las manos del rostro del mayor.
-Frank.. si no te
vas te juro que te voy a matar…-
-Miau….- entro
pansy un gatito colgando de su boca al parecer ya había parido y era por eso de
sus maullidos. El pequeño cachorrito era blanquito como ella, pero tenía sus
ojos negros como los de su padre.
-Pansy…- miro Frank
hacia el lugar en donde se encontraba los felinos.
Gerard se paró con
esas pequeñas cositas entre sus manos, dispuesto a salir del departamento
-Gee…- Frank tomo
de su brazo.
-No me toque…- su
vos era fría, en su rostro solo habían huellas de lo que en algún momento
fueron lagrimas.
-¿Por qué no me
dejas ayudarte?, yo quiero que todo vuelva a ser como antes que…-
-¿Que todo fuera
como antes?, ¿quieres seguir lastimándome?… no Iero esos tiempos no volverán-
dijo un resentido Way, mientras Salía de la habitación.
-Pero Gee… déjame…-
dijo tomando su brazo.
-No querrás que te
mate el día de tu cumpleaños verdad- Frank lo miro sorprendido, y después un
par de lágrimas de felicidad resbalaron por sus mejillas
-Te acordaste….-
dice mirando al suelo, para ocultar su alegría, sentía una pequeña esperanza
una pequeña probabilidad de que la felicidad vuelva a toparse en su camino.
--
Por otra parte en
otras calles, las lágrimas también seguían el mismo curso, felicidad alegría de
haber encontrado el amor, rechazo por sí mismo por haberse enamorado de un ser
incorrecto
-Discúlpame papa,
mama lo lamento no era mi intención…- decía en un mar de lágrimas un joven de
pelo negro ojos verdes esplendido y de corta estatura, si Billie le lloraba a
una foto.
-Por favor, jure
vengarles y solo conseguí más dolor, por favor…- lloraba sin control, que
ironía de la vida ¿no lo creen?
-Dios, ayúdame
justicia- gritaba para sí mismo mientras tiraba de sus propios cabellos- dame
la fuerza para poder seguir por favor dios…- imploraba suplicas este joven
totalmente destruido por la pena y el dolor
--
-¿Que parte de no
te quiero más en mi vida no entiendes…-
-Tu eres el que no
entiende nada…-
-No me obligues a
matarte a golpes en este día…-
-¿Que tiene este
día de especial?, más que mi puto cumpleaños, el día que murió mi madre, este
asqueroso día es una mierda desde el primer segundo que el reloj marco las cero
horas, ya todo está mal-
-Tienes razón todo está
mal-
-¿Por qué no te
puedo entender Gerard?, ¿Por qué?…- dice llorando el menor
-¡Deja de llorar me
hartas…!- grita el mayor
-¿Cómo me pides
algo así? no puedo hacerlo ¿no ves que me destruyes?-
-Lo sé- dijo en vos
baja, mientras busca en su bolsillo las llaves
-Basta Gee… - dice
poniéndose en su camino – acaba con este día, acaba con mi vida-
-Tengo cosas más
importantes, córrete- dice frio y arisco.
¿Por qué no me
tomas en cuenta?-
¿Por qué no eres
nadie importante para hacerlo?-
-¿Asi?-
Cuanto puede hacer
un ser enamorado para poder alcanzar la felicidad del ser amado ¿verdad?
Tiro lo que quedaba
de la cajita y los objetos tan preciados por Way al suelo, quería llamar su
atención, y al parecer la única forma que halló es provocándole dolor
-Frank- dice Way
agachando la mirada- no lo vuelvas hacer- dice ignorando los gritos
desconsolado de Frank.
¿¡Porque putas no
me escuchas!? Te estoy hablado- dice Frank mientras zamarreaba de la camisa de Way,
el cual estaba en el piso recogiendo con delicadeza cada pieza.
-MIERDA- dice aplastando
el tesoro del mayor, un golpe en el estómago de Iero le provoca el
desequilibrio, lo tomo de los pelos lo arrastro hacia la habitación, por fin Frank
logro captar su atención y liberar la furia de Gerard, Way.
Desapareció para dejar a cargo al encargado de
la destrucción lo sádico de la pasión, Moonrose controlo la situación.
Golpes y más golpes
marcaban la tersa piel de Iero
Pansy la gatita,
solo se encargaba de ver a sus crías, las cuales tan chiquitas e indefensas
buscaban el cariño y calor de su madre, eran 5 hermosos cachorritos entre
ellos 2. Hembritas y 3 machitos, se veían fuertes y saludables y a pesar de sus
pocos minutos de vida ya buscaba algún rastro leche por parte de su madre, la más
chiquitina aún estaba algo desorientaba pues había sido la última en nacer, y
nuestra cansada Pansy la tuvo prácticamente ya sin fuerzas.
Gritos de dolor
salían desde la garganta de Frank, estaba con esa camisa que era su única
protección, las manos de Way impactaban en seco en sus piernas, como bofetadas
los casquitos indicaban el ardor en su piel y como siempre el odio de Gerard se
marcaba en la piel de Frank.
Uno….dos….tres….cuatro…cinco…
- gritaba Way mientras el cuerpo del pequeño parecía quebrarse al pegarse
contra la pared, de espaldas de frente de un costado o del otro ya sea cual sea
la forma el cuerpecito del más pequeño parecía trapo manejado por Gerard.
Sin queja alguna
Anthony se dejaba hacer, supo que el momento final de tanto dolor acababa al
sentir las manos de Gerard tomar su cuello por última vez se estrelló su cuerpo
contra esa dura pared de sementó.
Sus cuerpos estaban
apegados el uno al otro, toda la fuerza del mayor se concentraba en sus manos y
el cuello de Frank parecía que en cualquier momento se arrancaría.
Dime porque…- las
lágrimas de Way bañaban su rostro, deslizándose a través de sus mejillas
terminando su recorrido en sus manos.
-Nunca…me…dejaste…decírtelo….te
amo…- decía el menor con dificultad para respirar.
-No mientas, si me
amaras nunca me hubieses traicionado, yo te amaba me tenías, me tienes y me
tendrás a tus pies siempre Iero…-
-Gracias…- movió
sus labios tratando de agradecerle pero el aire le faltaba.
Por primera vez, Gerard
se perdió en esos ojos rojos por las lágrimas, almendrados por su
naturaleza y profundos como su amor.
Su fuerza se
perdió, su odio se quebró como si un ladrillo impactara en un espejo, un dolor
intenso en sus venas obligo a reducir su presión en aquel cuello de su amado.
-Tienes razón. Perdóname
por favor…- dijo mientras sus manos temblorosas secaban las lágrimas que marcaban
en la pálida piel de su Gee- sé que debí
haber hecho, mas pero…- el llanto ahogaba sus palabras- yo lo intente, yo quise
huir salir de aquella situación, pero no pude, trate de golpearlo y huir grite
como nunca lo hice pero nada sirvió por favor perdón…- sus rodillas temblaron,
las imágenes volvían a su mente de aquella noche, sus gritos de ayuda de dolor,
los gritos de reclamo de Way los desgarros que marcaban su corazón, los golpes
y las palabras que herían su alma.
Sin poder creer lo
escuchado, sin poder entender y comprender esas palabras, se sintió tonto se
sintió una mierda, su boca se abrió ligeramente sus ojos se hicieron grandes
contemplando como lentamente Frank resbalaba con su cuerpo pegado a la pared.
Lo abrazo, Frank se
aferró a su cuerpo lloraba sin control, incapaz de pronunciar palabra alguna,
permanecía helado al escuchar esas palabras entre cortadas por el llanto.
-Yo no quería…. estaba angustiado, y
salí a la calle tenía un mal presentimiento pensé que te pasaría algo, me senté
en la banca y cuando me di cuenta intente huir pero no pude, fui muy débil
y el hizo lo que quiso con mi cuerpo no le importo, yo lo arañe pero él
me golpeaba, en cuanto tuve la oportunidad Salí corriendo, estaba
nervioso no sabía cómo reaccionarias, tenía miedo de que te enojaras con migo,
pero aun así lo hiciste y para empeorar creíste cualquier cosa pero te enojaste
a fin de cuentas no valió la pena el que allá callado, John el sabía todo le conté
todo me sentía avergonzado, él me dijo que no te tuviera miedo que te contara
todo que no te enojarías, pero no lo hice si tal vez lo hubiese escuchado el
estuviera con vida no sabes cuánto me arrepiento, y esa vez cuando me
reclamaste porque ya no lo hacíamos quise decírtelo pero no sabía cómo, no me
salían las palabras y vos me …. Volviste a recordarme lo que se siente ser una
persona violada pero eso no fue lo que dolió Gee, el problema fue que la
persona que me violo esta vez fuiste tú...- dijo mientras sus dedos acariciaban
los labios del mayor, este estaba atónico – perdón- decía sin cesar su llanto
todas esas oraciones fueron dichas de una manera desgarradora ese relato, hizo
que el odio de Way se volviera a reconstruir con el doble de fuerza y
resistencia algo inquebrantable pero esta vez con destino hacia otra persona
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