Capitulo 20: Johnny, Un Buen Amigo
-Mi paz yace en el lecho de tu muerte- los brazos de Gerard rodeaban la
cintura del menor, el cual estaba siendo violado, con tan solo una mirada
penetraba su alma, veía en su interior, se aprovechaba de su
vulnerabilidad.
Las palabras retumbaban en sus oídos, su cerebro hacia un gran esfuerzo para el entender y comprender.
Intentado ver el por qué tratar de ayudar y aliviar esa angustia a cambio de cualquier cosa que no sea su propia vida, tratando de ver una solución posible. Pero ¿cómo hacerlo? no se le permite decir la verdad, él no lo quiere escuchar, no le da tiempo de explicarle, tratar de decirle que él no quería traicionarlo, que fue obligado, que mil veces trato de salir, huir, gritar, defenderse, pero no pudo. Ese es el dolor profundo que penetra el corazón de Iero, como una daga punzante que amenaza su vida.
Las manos de Way se deslizan a través de su cuerpo tocando cada centímetro de su piel, transportándolo a la fantasía, de llevarlo a ese mundo de pasión en donde se desnudan las almas, arrugando sus pieles y mostrándose totalmente desnudas él una a la otra.
Hermosa sensación de contacto, ese desliz que se pronuncia a través de su cuerpo a acompañado del terror de perder la vida, bajo las riendas de aquel ser amado, a través de esos ojos claro verdosos puede ver esa sensación exquisita al ver la muerte acercársele a él, es como una ilusión, un deseo que invade el corazón de ese ser que tanto ama.
Pequeño Frankie, has sido castigado con el peor de los venenos, ese veneno que ni con la muerte se cura, una poción diferente de la cual todos quieren beber. Todos quieren amor, todos desean ese exquisito licor que embriaga tu corazón, teniendo efectos secundarios como el deseo, la pasión.
Nuestro inocente criatura de corta edad no tiene nada de mezquino en su persona, tal vez eso sea, en este caso, algo no tan conveniente.
-¿Eso es lo que realmente quieres?-
-Lo que más deseo-
La mirada se desvía, el dolor acaba con sus fuerzas; la persona que más amas, por la cual te desvives quiere que tu vida se extinga, eso es mucho dolor.
Pero como bien aclare en este relato, Frank se desvela, se desvive y desespera por Gerard, los deseos de él son órdenes para Frank.
El cielo se ha tornado grisáceo, las primeras lluvias de primavera ya no demoran en dar su aparición.
El teléfono empieza a timbra, las lágrimas de Frank son las primeras gotas de lluvia dentro de la habitación.
-Hola… ¿qué paso?, ¿Cómo fue?.. Y ¿dónde estás?... está bien …tranquilo voy para allá... Espera, ¿cómo dijiste que se llama el chico….?- la mirada de Way se posó sobre Frank el cual lo miraba desentendido- está bien…ya voy…-
-Es ilógica la vida Iero, ponte las zapatillas-
-¿Qué pasa?-
-Has lo que te digo-
Sin reclamos, sin cuestionamientos, sin nada de nada solo obedeció. Caminaron hasta el estacionamiento sin decir ni una sola palabra, la intriga estaba consumiendo las ansias de Frank.
Subieron al auto, Gerard miro a Frank antes de arrancar, este lo miraba intrigado como queriendo pregunta, pero la timidez le ganaba.
-No pienses que esto era algo planeado, te juro que no lo fue…- tomo la mano de Frank este seguía sin entender, arranco el auto.
El terror se aventuró en el cuerpo de Frank, la vos de Gerard, la tonada para ser más precisa hacía penetrar la angustia en sus adentro.
-Gee… ¿qué sucede?-
-Ya lo sabrás…-
El camino parecía nunca acabar, llegaron a un hospital.
-¿Qué? que… ¿porque estamos aquí? –
No dio explicaciones, tomo la mano del menor, lo llevo de la mano a pesar de que todos en su camino lo miraban, no dio importancia a nadie.
Llegaron al 3 piso.
-Te juro que no lo vi, cuando se puso el rojo arranque y el chico cruzo, creo que no se dio cuenta del semáforo. Te lo juro, hay testigos, yo no lo vi, no fue mi culpa….-
-Tranquilízate Billy, dime más bien como está el chico-
-No lo sé, hasta ahora no sale ningún médico. Dios, mi amor, que voy a…-
-Señores…-
-Si, doctor...- dijo Gerard sacándose de enzima aun desesperado Billy.
-El chico no resistió-
-¿Qué? no puede ser, doctor no….- dijo Billy totalmente desesperado.
-Podrían suministrarle alguna droga para que se calme, y no se preocupes doctor tengo cierta noción del chico, podré conectarme con sus padres…- dice Gerard el cual párese bastante calmado frente a la caótica situación.
-Está bien, por favor señor, acompáñeme…- dice el doctor.
-No, que me va a hacer…-
-Billy, cállate y sigue al doctor- dice Gerard firme y en vos alta.
-Pero…-
-Que te calles-
-Por favor….- dice el doctor sujetando el brazos de Billy el cual se pierde entre lo pasillos.
-Frank…-
-Gerard….¿qué pasa? tengo miedo… ¿qué sucedió?..- interroga Iero totalmente en pánico.
-Shuu…calma- dice tranquilo sentándolo en una de las sillas - Billy atropello a un chico, como te habrás dado cuenta, el chico murió…-
-¿Que tiene que ver conmigo?… ¿por qué me trajiste?-
-Frank, ese chico es – tomo sus dos manos juntándolas con las de el -era John, tu amigo.
Un gran apoyo, un gran amigo, una gran persona desapareció en el mundo de Frank.
-No me digas eso, Gee…- sus ojitos se cristalizaron -no lo hagas, por favor…no…- el llanto lo ahogo.
Indiferente, solo así podía estar Way, ni un abrazo, ni una palabra, ni un ánimo, nada de nada.
-Dame el teléfono de sus padres – dijo sacando su celular.
No quería agrandar nada, el creía que Frank solito podía pararse de esa perdida.
Tomo aire en sus pulmones, trato de tranquilizarse.
-4741229 – dicto Iero tapo su rostro con sus manos.
-Hola… ¿familia Depp?....- no escucho más, tapo sus oídos, vio nublado por las lágrimas, todo desapareció, todo se nublo.
Un ruido fuerte, el grito de una madre desesperada retumbaba en los pasillos del hospital, la cual lloraba desconsolada.
-Vamos a casa…- alguien lo guío.
Durante el viaje solo escuchaba los sollozos de Billy, el cual repetía una y otra vez que él no había sido el causante de esa muerte. El pequeño Frankie solo apagaba su llanto, tenía su rostro oculto entre sus manos y sus cabellos finos y sedosos.
Cruzo la puerta de casa, escucho la puerta de la habitación de Gerard cerrarse, supuso que Billy se encerraría allí adentro.
-Iré a consolarlo…- los ojos de un desesperado Anthony lo miraron, como suplicándole que no lo dejara solo, que no lo hiciera.
-¿Y a mí...?- dijo en susurro.
Lo tomo de la mano.
-Espera…- ingreso en el baño, y a su retorno tenía consigo una cajita.
Iero solo miraba sin entender, estaba algo sensible por todo lo sucedido, saco de ella lo que parecía un preservativo.
-Esto es para ti..- dijo Way guardándolo dentro de su bolsillo, saco una aguja, paso un algodón con alcohol.
-¿Que es?... ¿Qué me vas a hacer…?-
-Drogarte…-
El piquete dolió, pero al instante callo sobre los asientos del sillón y todo el dolor desapareció.
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