jueves, 2 de octubre de 2014

MOONROSE CP-13







Capitulo 13: Juegos.



-Pero…Gee….-a pesar del espeso manto oscuro que cubría el departamento, Gerard observaba a la perfección el rostro de Frank, el cual a cada segundo se volvía más pálido más frío.

De sus ojos un líquido cálido empezó a nacer, recorriendo sus mejillas y finalizando en la mano de Gerard, la misma con la cual lo estaba asfixiando.

Lo dejo caer al suelo de golpe, la victima solo tosía y trataba de controlar su respiración inconstante.

-¿Por qué... por qué? – cuestionaba el menor aun algo agitado.

No halló respuesta en su atacante, pues este solo opto por entrar a su habitación cerrando la puerta de un solo golpe.

Cayó la noche y su serenata de llanto comenzó, las estrellas lo miraban. Era una noche sin luna, las nubes negras opacaban el azulejo del cielo, estaba hecha una bolita en el piso. La gata estaba arisca y mala, solo lo miraba como humedecía el suelo en el que ella estaba sentada.

Mientras que en su habitación, Gerard estaba caído prácticamente en la demencia, sus oídos escuchaban la bajita y casi inaudible melodía que la garganta de Frank desprendía. Trataba de calmar su llanto, de anularlo pero aun así Frank no lo lograba.
Gerard solo trataba de ver a la luna, los llantos de Frank cesaron. Imagino que todo había acabado, y en su lugar se escuchó la llave de la ducha correr.

La curiosidad del saber gano en él, abrió la puerta de su habitación muy despacio para que nadie lo escuchara.

Al igual que la del baño, encontró al menor dentro de la tina de baño con la cabeza agachada viendo a la nada. El agua descendía a través de su cuerpo, sus cabellos estaban húmedos, desprendían algunas gotas, su cara estaba roja algo inflamada, en su cuello estaban las marcas de sus manos, no paso mucho tiempo antes de que notara que no solo sus marcas de sus manos estaban imprentas en su piel, si no también sus uñas; en el cuello de Iero se notaba también la marca de la sangre ya seca, no fue algo fluido pero se notaba que las uña de Way habían lastimado demasiado la piel suave del pequeño.

La culpa toco la puerta del corazón de Gerard por primera vez, se sentía muy mal, pero a la vez, la lujuria combinaba este nuevo sentimiento, al verlo así tan indefenso, sin nada, totalmente desnudó, solo para su deleite personal.

No quería lastimarlo más de lo que ya lo había hecho, pero sus instintos lo guiaron a sus acciones.

Frank noto su presencia, de sus ojos el líquido salado volvió a nacer, su cuerpo empezó a temblar y empezó a retroceder hacía la pared, escondió su rostro entre sus cabellos, no se quería mostrara débil.

-No actúes conmigo Iero- corrió los cabellos que ocultaban su rostro.

-No, no quiero que me toques Way- sus ojos destellaron cierto resentimiento.

-No seas vanidoso, no eres mi tentación-

-¿A si? Bien, entonces tenemos las cosas más claras– se paró dejando al descubierto la totalidad de su cuerpo, paso por delante de los ojos de Way, provocando estragos en los adentros de este.

Tomo una toalla, se la envolvió en la cintura las gotas de agua se escurrían a través de su cuerpo.

-No te olvides de apagar la luz del baño- dijo el osado Iero, se sentía muy mal y no lo quería demostrar, al menos no delante de él, pero atención!  No confundamos algo: no estaba enojado con él, pero si lo estaba consigo mismo; por no ser lo suficientemente bueno para Way.  Se sentía en cierta forma bien el ser la tentación de cualquier persona, pero se sentía una mierda el saber que no le provocabas nada a la persona con la cual te quieres sentir deseada realmente.

Se tendió sobre la cama, ya estaba totalmente seco a excepción de su cabello, el cual aún estaba algo húmedo; se tapó con las sábanas blancas algo transparentes, y como de costumbre totalmente desnudo; así lo había acostumbrado el señor de la casa, Gerard Way. Incluso en los días que parecía que el frio rompería la capa de ozono lo hacía dormir totalmente desnudo, solo lo cubría con su cuerpo y algunas sabanas, a pesar de las quejas, a pesar de las sugerencias, ya lo había “amaestrado” así.

Mientras que en el baño, Way aún estaba algo atontado por la reacción del pequeño y sumiso Iero.

No tenía ninguna explicación. Pero claro, como tenerla si ni el mismo se podía entender mucho menos ahora entendería a los demás.

No aceptaría bajo ninguna circunstancias esta clase de trato para con el, se suponía que él era el único a tratar así a los demás, nadie lo dejaría con las ganas mucho menos un chico que prácticamente tenía 10 años menos que el.

Apaga la luz, y entro a su habitación. Lo encontró boca abajo como dándole la espalda, aparentaba dormido pero nadie engaña al viejo Way.

-Conmigo no te funcionara ese jueguito del dormido, Frank- dijo tirando de las sabanas, dejando el manjar de su cuerpo a su deleite visual.



-Te equivocas, no quiero aparentar estar dormido, solo quiero dormir, es todo. Buenas noches- dijo tirando de las sabanas.

-No juegues conmigo Iero, porque vas a perder, y tu derrota te va a doler- amenazo el mayor.

.No se dé que me estás hablando Way, dame la sabana que tengo frio- tiraba con rabia el menor.

-Huu que pasa, ¿el niño está enojado?-

-¿Quién te entiende?, dices que no juegue y tú eres el que empiezas-

-Tú comenzaste esto-

-Disculpa, pero yo no soy ningún asesino-

-Y yo no soy un maldito traidor-

-¿Traidor? Explícate por qué no te entiendo-

-Explicación, no niño- soltó la sabanas y tomo su rostro entre sus manos, apegando sus frentes- yo no soy de las personas que se siente y te empieza a explicar cómo son las cosas, yo soy de esas personas que te las hace ver en carne propia –

-Lamento decirte, que yo no entiendo de esa manera Way-

-Entonces, bien- lo tiro sobre la cama de golpe, se paró, se desnudó, se puso otro tipo de ropa más casual, se alistaba rápido con prisa y muy bien, irresistible, su campera de Jean negra junto a unos pantalones bastantes apretados.




-¿A… a dónde vas?- ¿celos de saber que él se preparaba para otra persona? Si, así es, los celos salían desde lo más profundo de su corazón, sentía que su sangre le ardía.

A explicarle las cosas a cualquier otra persona- dijo tomando las llaves y saliendo de la habitación. Se sentía pésimo, lo estaba dejando ir como si nada cuando claramente lo puede tener, solo por el maldito orgullo.

Salió corriendo de la cama, cubrió cómo pudo su cuerpo debido al frío.

-Gerard, no…- salió detrás de él.

-No me esperes, vendré mañana- decía Way mientras buscaba la llave que le correspondía a la puerta de salida.

-No por favor, quédate- lo sostuvo del brazo, con desesperación.

-¿Para qué?- sus rostros se acercaran, el orgullo volvió a florecer de una manera discreta sobre Frank.

¿Por qué… porque, que haría si le pasa algo a Pansy?- dijo separándose y volteando su rostro hacía un lado, no quería dejar notar su sonrojes, pero aun manteniendo sus manos firmes sobre el brazo de Way.

Para eso- tomo su cara acercándola hacía la de él, Frank prácticamente tenía su boca abierta esperando los labios del otro-para eso está el celular- la cara de Frank se tormó de sorpresa, y sus ojos se abrieron, pues esta demás decirles que sus ojos estaban cerrados, esperando ansioso un beso que no llegaría gracias a su soberbia.

-Pero…- callo el pequeño Iero.

-¿Pero?-

-…-

-Una recomendación Frank, no te olvides que la soberbia es uno de los 7 pecados capitales- abrió la puerta, la cerro y espero el ascensor.

-Frank quedo solo en el departamento, mordiendo su labio con bronca, impotencia consigo mismo.

-Pero….- pensó  - ¡¡Gerard, espérame!!- grito saliendo, para su mala suerte Way ya había tomado el ascensor.

Bajo casi rodando las escaleras, pues en varias ocasiones se caía, la sabana que envolvía su cuerpo le era de cierta forma algo incomoda.

Los gritos de Iero, se escuchaban por todo el lugar, el rostro de Way solo dibujaba una sonrisa satisfactoria. Detuvo el ascensor, dando la casualidad que lo paro justo en el mismo piso en el que se encontraba Iero.

-¡¡Gerard!!!- dijo con la respiración entrecortada.

-¿Si?- dijo desentendido.

-Que no se te olvide que la lujuria también es un pecado capital…- su respiración lentamente fue cobrando su ritmo normal- no quiero que te quedes por Pansy ni por ninguna excusa estúpida, sencillamente quiero que te quedes porque quiero que me expliques a mí y no a otra persona, por eso y solamente por eso- dijo poniendo una mano sobre la puerta del ascensor, las sabanas se les resbalaba entre sus manos como podía cubría su parte más importantes, ósea de la cintura para bajo.

-Entonces entra y te explico en mi habitación- le extendió la mano con una hermosa sonrisa.

Hay algunas veces en que es mejor no cuestionar ciertas cosas, porque créanme lectoras mías todas, pero todas las cosas siempre pasan por algo, siempre.

Lo ato con unas vendas sus manos y sus ojos, lo tendió sobre su cama, se estaba entrando a él sin ningún tipo de pero.

-¿Sabes Gee?...Creo que está bien el ser un pecador, ¿no lo crees…?-


-Si mi amor, claro que si- le susurró al oído, repasando con su lengua el contorno de la oreja de Iero.

MOONROSE CP-12






Capitulo 12: Nuevas Experiencias.



-Miaaaaaauu- grito la gata, la cual se encontraba en los brazos de Frank el cual parecía que en cualquier momento la mataría entre sus brazos, la abrasaba se aferraba a ella.

-Tengo miedo Pansy, que tal si le pasa algo, y si la policía lo encuentra ahhhh dios me muero…- dijo tirándose sobre el sillón, la pequeña traviesa a duras penas se logró tirar al suelo.

Toda la noche se la paso caminando de un lado a otro, pensando en lo que le podría estar pasando a Gerard, estaba paranoico.

-Maldita luna, me gano- decía resentido, con los ojos vidriosos.

-Ash Pansy tengo miedo…- las lágrimas ganaron se deslizaron a través de sus mejillas una tras otra parecía sin fin.

Las horas pasaron intensas, parecían días, meses, años, una eternidad, un infierno helado.

La séptima taza de café finalizo y aun el reloj marca las 4.

-¿A qué hora piensa venir? Y si le paso algo, y si lo atraparon? Y si… ¿murió? No, no Frank aleja esos pensamientos de tu mente, confía en tu Gerard, el estará bien – trataba de comben serse - mejor iré a dejar la taza en su lugar- se paró del sillón, y al primer paso se tropezó con uno de los cojines del sillón, por lógica cayó al suelo, junto a la taza la cual se rompió en 6 partes, y una de ella se incrusto en la mano de Frank.

-Ahh-  su mano sangraba excesivamente, no tuvo mejor idea que atársela con una gasa y cinta, error porque a pesar de que su mano sangraba menos, la circulación de esta era escasa, dejo todo en su lugar a pesar de la herida, se tiró al sillón, no quería ver su mano, esta sin que el se diera cuenta ya estaba morada.

Se a recostó sobre el cómodo sillón, y callo en un sueño profundo.


 --


Mientras que por alguna parte de la cuidad, el señor de la luna corría incesantemente algo malo le dictaba su alma, sus corazonadas lo llevaron a su delato.

-Deténgase…- la policía le gritaba, mientras que este sin darle mucha importancia, clavo tres cuchillos certeros, a los policías que obstaculizaban su camino.

Uno de los policías, logro dispararle, lástima que lo único que esta bala hirió fue más que su sobra, en la pared de las calles yacía un hoyo producto de esta.

Su corazón le latía a mil, marco con desesperación en botón del ascensor al punto de que estos en cualquier momento se romperían.

Al llegar a su planta corrió con velocidad hacía su puerta, la abrió. Encontró a su pequeño en el sillón, la gatita miraba lentamente con la sangre del menor iba disminuyendo y como su mano se enfriaba y se ponía más  moradas.

-¡¡Frank!!- grito al instante de este grito Frank cayó al suelo, del susto que se llevó.

-Gee…. Volviste- se paró algo adolorido, y se tiró sobre él, su felicidad era absoluta.
Tuve miedo de que no volvieras, me preocupaste mucho-

-¿Que te paso?- tomo su mano.

-Eso no importa ahora, lo que importa es que estas bien-

-Como que no importa, ¿que te paso? Responde-

-Se me callo una taza y por casualidad me corte, es todo-

-Dios, pero mira nada más, ven te voy a sacar esta venda está obstruyendo tu circulación Frank-

-Pensé que sería lo mejor, sangraba mucho-

-Si pero, no tanto así, está mal-

Después del regaño por parte de Gerard asía Frank, Way se encargó de vendar debidamente la mano de Frank.

Ambos estaban exhaustos, cayeron rendidos al sueños, sus cuerpos entre lazados, necesitaban del calor del otro, la luna llena se extinguía con la mejor de las visiones dos cuerpo puros, desnudos unidos por  los lazos del amor.

A la mañana siguiente, como de costumbre el mayor ya tenía el desayuno listo para ambos.

-¿Que harás hoy?- preguntó Iero, mientras comía su tostada.

-Saldré estaré ocupado en la mañana, pero alrededor de las 12 del medio día lo más probable es que este para almorzar con vos-



-Que bien, llevare a Pansy al veterinario... em.. Gee- dijo nerviosamente.

-¿Si..?- dijo Gerard mientras prácticamente adivinaba sus pensamientos.

-Yo, este, te acuerdas del chico que te menciones ayer,  te quería preguntar si podría salir esta tarde a…-  ni siquiera lo dejo terminar su petición, se levantó bruscamente de la mesa.

-Haz lo que quieras- se fue, sin un adiós.

Quedo pensando unos minutos sin hallar una respuesta justa, para justificar la acción de Way.

El ruido de los pasos de Pansy lo interrumpió.

-Vamos nena- la cargo y se la llevo.





-¿Señor  Iero?- dijo el veterinario.

-Si soy yo.

-¿Que le anda pasando a la pequeña Pansy?- pregunto el experto.

-Vera, últimamente ha estado un poco extraña y su pelaje está cambiando quería pregonarle si eso es normal-

-Explícame un poco como a que le llamas vos extraño-

-Es decir, sale y vuelve en un estado medio deprimido, y además a días que no quiere comer, se pone como muy mimosa y después totalmente lo contrario se vuelve muy arisca-

-mmm... entiendo- dijo el veterinario- le aremos algunos estudios, para determinar lo que le pasa a esta niño- se la llevo a otra sala, mientras que a Frank lo dejo solo por algunos minutos, minutos que solo los empleaba para pensar en Gerard y en su reacción.

-Señor Iero- alguien interrumpió sus pensamientos.

-¿Si? ¿Como esta?-

-Necesito que el martes por la tarde venga a coger los análisis de Pansy, ya estarán listos- le entrego a la mimosa gatita en sus brazos.

-Gracias-

-Para servirle –





Al entrar  a casa, es encontró con una pequeña sorpresa, un paquete y sobre este una nota.

“Frank:
Te lo compre para que nos podamos comunicar, por si alguna emergencia.
No llegare a la tarde y no me esperes despierto.
XoXo G.W”.

Abrió la cajita, se encontró con un celular.

-¿Acaso no es lindo?- estrujo a la gatita contra su pecho.

-Miau- esta solo se quejó saltando al piso.

La tarde llego.

-¿Crees que se moleste?- pregunto a Pansy, esta solo lo miraba con extrañes- dios a que punto he llegado estoy hablando con un felino, mm no se dará cuenta volveré antes de que el este aquí- Salió del departamento a aquella plaza en la que un día antes se encontró con su nuevo amigo.

-Hola- lo saludo.

-Hola ¿cómo estas?- este le sonrió.

-¿Bien y vos?-

-Bien- le respondió- pensé que no vendrías-

-Es que se me hizo algo tarde, tuve algunas cosas que hacer antes- se excusó Iero.
Paso toda la tarde entre rizas, y diversión y claro está que cuando la pasas bien el tiempo desaparece.

El reloj central de la plaza marco las 7 de la tarde, se fue no sin antes intercambiar números telefónicos.

El sol ya no estaba el ocaso, estaba en su extinción y el anochecer nacía.

Al entrar todo estaba a oscuras, solo el ronroneo de la gatita se escuchaba en todo el departamento.

-Uff me salve- dijo para si mismo.

-No lo creo- alguien lo contradijo, esa vos helada lo lastimaba demasiado.

-¿Gerard?- dijo temeroso, tratando de prender la luz el ver en la oscuridad no era su fuerte, más para el contrario el ver en lo oscuro era la especialidad de Gerard.

-¿Y quien más podría ser? Tu amiguito ese- una mano apretó su cuello, dejando sin respiración.

-Gerard…me..estas matando…- decía con dificultad.


-Querido Iero, esa es la intención- su vos era suave pero tenía esa frialdad que solo él podía brindar, algo espeluznante para Iero.