Capitulo 12: Nuevas Experiencias.
-Miaaaaaauu- grito la gata, la cual se encontraba en los brazos de Frank
el cual parecía que en cualquier momento la mataría entre sus brazos, la
abrasaba se aferraba a ella.
-Tengo miedo Pansy, que tal si le pasa algo, y si la policía lo encuentra ahhhh dios me muero…- dijo tirándose sobre el sillón, la pequeña traviesa a duras penas se logró tirar al suelo.
Toda la noche se la paso caminando de un lado a otro, pensando en lo que le podría estar pasando a Gerard, estaba paranoico.
-Maldita luna, me gano- decía resentido, con los ojos vidriosos.
-Ash Pansy tengo miedo…- las lágrimas ganaron se deslizaron a través de sus mejillas una tras otra parecía sin fin.
Las horas pasaron intensas, parecían días, meses, años, una eternidad, un infierno helado.
La séptima taza de café finalizo y aun el reloj marca las 4.
-¿A qué hora piensa venir? Y si le paso algo, y si lo atraparon? Y si… ¿murió?
No, no Frank aleja esos pensamientos de tu mente, confía en tu Gerard, el
estará bien – trataba de comben serse - mejor iré a dejar la taza en su lugar-
se paró del sillón, y al primer paso se tropezó con uno de los cojines del
sillón, por lógica cayó al suelo, junto a la taza la cual se rompió en 6
partes, y una de ella se incrusto en la mano de Frank.
-Ahh- su mano sangraba excesivamente, no tuvo mejor idea que atársela con una gasa y cinta, error porque a pesar de que su mano sangraba menos, la circulación de esta era escasa, dejo todo en su lugar a pesar de la herida, se tiró al sillón, no quería ver su mano, esta sin que el se diera cuenta ya estaba morada.
Se a recostó sobre el cómodo sillón, y callo en un sueño profundo.
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Mientras que por alguna parte de la cuidad, el señor de la luna corría incesantemente algo malo le dictaba su alma, sus corazonadas lo llevaron a su delato.
-Deténgase…- la policía le gritaba, mientras que este sin darle mucha importancia, clavo tres cuchillos certeros, a los policías que obstaculizaban su camino.
Uno de los policías, logro dispararle, lástima que lo único que esta bala hirió fue más que su sobra, en la pared de las calles yacía un hoyo producto de esta.
Su corazón le latía a mil, marco con desesperación en botón del ascensor al punto de que estos en cualquier momento se romperían.
Al llegar a su planta corrió con velocidad hacía su puerta, la abrió. Encontró a su pequeño en el sillón, la gatita miraba lentamente con la sangre del menor iba disminuyendo y como su mano se enfriaba y se ponía más moradas.
-¡¡Frank!!- grito al instante de este grito Frank cayó al suelo, del susto que se llevó.
-Gee…. Volviste- se paró algo adolorido, y se tiró sobre él, su felicidad era absoluta.
Tuve miedo de que no volvieras, me preocupaste mucho-
-¿Que te paso?- tomo su mano.
-Eso no importa ahora, lo que importa es que estas bien-
-Como que no importa, ¿que te paso? Responde-
-Se me callo una taza y por casualidad me corte, es todo-
-Dios, pero mira nada más, ven te voy a sacar esta venda está obstruyendo tu circulación Frank-
-Pensé que sería lo mejor, sangraba mucho-
-Si pero, no tanto así, está mal-
Después del regaño por parte de Gerard asía Frank, Way se encargó de vendar debidamente la mano de Frank.
Ambos estaban exhaustos, cayeron rendidos al sueños, sus cuerpos entre lazados, necesitaban del calor del otro, la luna llena se extinguía con la mejor de las visiones dos cuerpo puros, desnudos unidos por los lazos del amor.
A la mañana siguiente, como de costumbre el mayor ya tenía el desayuno listo para ambos.
-¿Que harás hoy?- preguntó Iero, mientras comía su tostada.
-Saldré estaré ocupado en la mañana, pero alrededor de las 12 del medio
día lo más probable es que este para almorzar con vos-
-Que bien, llevare a Pansy al veterinario... em.. Gee- dijo
nerviosamente.
-¿Si..?- dijo Gerard mientras prácticamente adivinaba sus pensamientos.
-Yo, este, te acuerdas del chico que te menciones ayer, te quería preguntar si podría salir esta tarde a…- ni siquiera lo dejo terminar su petición, se levantó bruscamente de la mesa.
-Haz lo que quieras- se fue, sin un adiós.
Quedo pensando unos minutos sin hallar una respuesta justa, para justificar la acción de Way.
El ruido de los pasos de Pansy lo interrumpió.
-Vamos nena- la cargo y se la llevo.
-¿Señor Iero?- dijo el veterinario.
-Si soy yo.
-¿Que le anda pasando a la pequeña Pansy?- pregunto el experto.
-Vera, últimamente ha estado un poco extraña y su pelaje está cambiando quería pregonarle si eso es normal-
-Explícame un poco como a que le llamas vos extraño-
-Es decir, sale y vuelve en un estado medio deprimido, y además a días que no quiere comer, se pone como muy mimosa y después totalmente lo contrario se vuelve muy arisca-
-mmm... entiendo- dijo el veterinario- le aremos algunos estudios, para determinar lo que le pasa a esta niño- se la llevo a otra sala, mientras que a Frank lo dejo solo por algunos minutos, minutos que solo los empleaba para pensar en Gerard y en su reacción.
-Señor Iero- alguien interrumpió sus pensamientos.
-¿Si? ¿Como esta?-
-Necesito que el martes por la tarde venga a coger los análisis de Pansy, ya estarán listos- le entrego a la mimosa gatita en sus brazos.
-Gracias-
-Para servirle –
Al entrar a casa, es encontró con una pequeña sorpresa, un paquete y sobre este una nota.
“Frank:
Te lo compre para que nos podamos comunicar, por si alguna emergencia.
No llegare a la tarde y no me esperes despierto.
XoXo G.W”.
No llegare a la tarde y no me esperes despierto.
XoXo G.W”.
Abrió la cajita, se encontró con un celular.
-¿Acaso no es lindo?- estrujo a la gatita contra su pecho.
-Miau- esta solo se quejó saltando al piso.
La tarde llego.
-¿Crees que se moleste?- pregunto a Pansy, esta solo lo miraba con extrañes- dios a que punto he llegado estoy hablando con un felino, mm no se dará cuenta volveré antes de que el este aquí- Salió del departamento a aquella plaza en la que un día antes se encontró con su nuevo amigo.
-Hola- lo saludo.
-Hola ¿cómo estas?- este le sonrió.
-¿Bien y vos?-
-Bien- le respondió- pensé que no vendrías-
-Es que se me hizo algo tarde, tuve algunas cosas que hacer antes- se excusó Iero.
Paso toda la tarde entre rizas, y diversión y claro está que cuando la pasas bien el tiempo desaparece.
El reloj central de la plaza marco las 7 de la tarde, se fue no sin antes intercambiar números telefónicos.
El sol ya no estaba el ocaso, estaba en su extinción y el anochecer nacía.
Al entrar todo estaba a oscuras, solo el ronroneo de la gatita se escuchaba en todo el departamento.
-Uff me salve- dijo para si mismo.
-No lo creo- alguien lo contradijo, esa vos helada lo lastimaba demasiado.
-¿Gerard?- dijo temeroso, tratando de prender la luz el ver en la oscuridad no era su fuerte, más para el contrario el ver en lo oscuro era la especialidad de Gerard.
-¿Y quien más podría ser? Tu amiguito ese- una mano apretó su cuello, dejando sin respiración.
-Gerard…me..estas matando…- decía con dificultad.
-Querido Iero, esa es la intención- su vos era suave pero tenía esa frialdad que solo él podía brindar, algo espeluznante para Iero.
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