MOONROSE CP-3

Capitulo 3: El Encuentro

Una suave y delicada mano pálida se poza sobre la mejilla del adolorido joven, de inmediato este levanta la vista encontrándose atrapado con unos profundos y hermosos ojos color marrón-verdoso. Como paralizado se pierde en la profundidad de ellos, el criminal aprovechando el estado de su victima desencadenando una serie de preguntas a manera de cuestionario.

-¿Nombre?-

-Frank Anthony Thomas Iero Pricolo-

-¿Edad?-

-17-

-¿Cumpleaños?-

-31 de octubre-

-¿Mayor necesidad?-

-Amor-

-No más preguntas, ven con migo...- como si fuera su mascota lo maneja al antojo de este, llevándolo consigo hasta su departamento.

Al momento de ingresar en su “acogedora” morada, recién allí Frank empieza a tomar conciencia de su estado.

-¿Dónde estoy?-

-En mi departamento-

-¿Quién eres?-

-Un desconocido-

Al decir esto, se da media vuelta dispuesto a irse...pero algo lo detiene y esa es la mano del dueño del lugar.

-Solo te digo una cosa, si te vas nunca más me volverás a ver...- dijo sosteniéndolo del brazo con rudeza.

Lo pensó breves minutos. Sin saber que responder algo en él le decía que se quedara, pero la desconfianza que muestra un extraño recalcaba su mente.

Por otra parte, su realidad siempre estaba presente y esta era la de conseguir el dinero.

-Lo siento pero... debo trabajar...- esa fue su excusa, por alguna razón no quería no volver a verlo, el atacante al notar su actitud deja libre su brazo.

-¿Un domingo?- pregunto extrañado, empezando a cuestionar su excusa.

-Es que yo...- no sabía que decir, su verdad lo avergonzaba a pesar de que era inocente en todo. No podía decir que tenía que trabajar para su padre el cual era un drogadicto que mato a su madre a golpes.

Ignorando totalmente la asombrosa habilidad que poseía este ser, el de poder “leer” la mente a través de la expresión de los ojos de una persona.

-Tienes que mantener a alguien…- dice con seguridad, dejándolo asombrado.

-¿Como…?-

-Necesitas dinero…-

-¿Cómo es que lo sabes?- pregunta sin más interrupción-

-Digamos que…puedo leer la mente de las personas…-

-Miau…- nuestro pequeño felino interrumpe la conversación.

-Te ofrezco una salida al desastre de vida que llevas…- dice sin más rodeos nuestro criminal, el joven sin saber a qué se enfrenta lo mira con esperanza.

-¿Una salida?- le cuestiona.

-Toma asiento...- dice, mientras indica con su mano gentilmente el más cómodo sofá que se encuentra en su living.

-Gracias…- dice sentándose.

-Bien, no te haré perder tu tiempo, ¿cuánto necesitas?-

-Emm… con 100 dólares esta bien- dice algo tímido.

-¿Para qué lo necesitas?-

-Ehh- el cerebro de Frank se puso en marcha para inventar una buena excusa, pero antes de que este pudiera responder algo, una advertencia ya le era dirigida por parte de Gerard.

-Solo una cosa, no me mientas. Yo odio las mentiras, sé que no debo meterme en tu vida, créeme que te puedo dar hasta 1000 dólares en este mismo instante solo te pido sinceridad en las respuestas que me vas a dar…- el joven al escuchar las palabras de él, quedo boquiabierto, sin saber que responder…no podía decirle la verdad sintiéndose presionado y avergonzado, opto por la huida.

-Creo que mejor me voy, disculpe por las molestias…- dice parándose.

-Espera, ¿por qué no me respondes?-

-No, no es necesario. Yo sabré conseguir el dinero…-

-Te avergüenzas de ellos, eso claro está. Existen muy pocas cosas por las cuales te puedas sentir así, una de ellas es la adicción…-

-No quiero sonar malagradecido ni mal educado, pero con todo respeto, ese no es su problema. Ahora si me disculpa, me voy…- dice decidido.

-Drogas, para el alcohol no necesitas tanta plata…- determina sin ni siquiera haber pasado más de 10 minutos con él.

-No, no soy un drogadicto… yo no-

-Pero…estas manteniendo a alguien que si lo es, te avergüenzas en vano Frank…-

-No es su problema…- poco a poco está empezando a perder los estribos, mientras que Gerard se muestra cada vez más arrogante.

-¿Tu padre o tu madre? Dime ¿cuál de los dos es el que te obliga a esto?-

-No es de su incumbencia...- dice tratando de abrir la puerta, pero es en vano, ¿pero cómo? Si en ningún momento alguien hecho llave o algún tipo de seguro.

-Deberías saber, que estos departamentos una vez que se cierra la puerta la única opción es abrirla con llave- informa.

-Debo irme, abra la puerta por favor…-

-Niño de mami, esos modales solo te los puede enseñar una madre…-

-¡¡Ábrala!!- exige a gritos.

-Tienes rastro de golpes en la cara, ¿tu padre podría ser no es así?- pego justo en el clavo.

-Ya fue suficiente, abra la puerta…- Gerard tenía una habilidad, y Frank era una persona demasiado transparente dejando al descubierto sus puntos débiles.

-Si tu padre, y ¿con qué frecuencia la consume?-

-Le dije que no es su problema, no se meta. Déjeme ir, haga de cuenta que nunca me conoció que nunca me vio y fin. Ahora abra la maldita puerta…- dice tomando la osadía de tomarlo por el cuello de la campera de Gerard.

-El problema es que te vi y te conocí…- dice tranquilo.

-No me conoces…-dice tratando de sonar amenazante.

-Te conozco más de lo que crees, Frank….-

-Abre la maldita puerta….- dice mientras lo estampa contra la pared.

-No...- tomo con habilidad ambas manos de Frank.

-Suéltame…- dice, mientras trata de zafarse de las manos de su opresor.

-Deberías calmarte...- la situación dio un giro tremendo, ahora era Gerard quien aprisionaba contra la pared a Frank.

-Tus ojos me indican debilidad, está débil un forcejeo mal dado y puedo matarte...-

-Deja de hablarme así, déjame. Yo no te he hecho nada, déjame ir…-

-Shuu… ¿sabes? Yo me dedico a matar a personas, a terminar con las vidas de las personas...- al decir esto Frank sintió un escalofrió recorrer su espina dorsal.

-Ya basta, en serio yo….- nuevamente esos ojos se encargados de borrar todo conocimiento de él.

¿Tu…?- sus rostro empezaban a acortar distancias.

-Yo…tengo...miedo…- dice con lágrimas en los ojos.

¿De mí?-

-Si, por favor… no me hagas nada…-el menor se quebró, sus ojos no paraban de derramar este líquido salado y cálido.

-Calma, haz de cuenta que soy un ángel que te salvara…-

-No, déjame…- dice mientras desencadena un nuevo intento de forcejeos.

-¿No entiendes nada, verdad? Te dije que te calmaras…- estrella su cuerpo con brutalidad contra la pared, su cabeza rebota dejándolo así sin conocimiento alguno desfalleciendo en sus brazos.

-Miau…- un testigo al asecho.

-El estará bien gatito…- dice cargando hasta la puerta de su habitación, lo tendió sobre su cama.

La llovizna parecía haber cesado, Gerard se encargó de inspeccionar cada parte del cuerpo de Frank, acariciaba cada hematoma instalado en su cuerpo cada moretón cada raspadura la anatomía de Frank le parecía perfecta y suculenta.

Fotografías, una tras otra. Cada parte del cuerpo de Iero era fotografiado por Gerard, como el psicópata que “era”.

Pasaron las horas, el inconsciente despertó. Se encontró con la sorpresa de estar desnudo en una cama que no era la suya, se asustó y se paró de la cama. No había signos de nadie en la habitación, totalmente desentendido se encontraba.

-Iero, hay esta tu ropa…- dijo Gerard mostrándose entre las sombras.

-¿Qué me hiciste?- pregunto histérico.

-Cálmate…aun nada, no te preocupes te espero en la cocina, claro si es que te quieres ir…- salió dejándolo solo para cambiarse.

Sin perder mucho tiempo, se cambió y salió disparado de esa tétrica habitación.

-Ábreme la puerta quiero irme…-entro a la cocina en la cual estaba Gerard con un emparedado y un vaso de leche.

-Come y después te vas…-

-No gracias, déjame ir…-

-No te iras hasta que termines lo que te acabo de preparar…-

-No hace falta…-

-No te iras…-

-¿Quién eres?-

-Eso no importa…-

-Mi vida no te importa….-

-¡¡Come!!!- grito.

Al verse entre la espada y la pared se sentó, comió y tomó todo sin quejarse de nada. El gato sólo lo miraba mientras que Gerard sólo fumaba viendo la cuidad, muy tranquilo aparentaba.

-Terminé…- informó, al ínstate ante sus manos se encontraban unas llaves.

-Lárgate…- dijo groseramente el dueño de casa.

Sin más que decir salió, bajo el ascensor y se retiró de aquel extraño edificio, Way solo lo miraba desde la ventana partir...