Capitulo 10: "La Verdadera Luna" Parte II
Un torso perfecto, desnudo y pálido, las cortinas estaban a cargo de brindar un ambiente lleno de penumbras, su color rojo vino opacaba los rayos del sol proporcionando una “luz” roja perfecta para que Frank pudiera ver con lujo y detalles la piel de Gerard.
¿Gerard?- pregunto sonrojado no podía dejar de contemplar su cuerpo, tenía una parada pintoresca parecía que estaba posando para Frank, sus piernas ligeramente separadas, su cadera estaba levemente inclinada asía el lado derecho sus brazos colgaban a los costados, su pelo cubría cierta parte de su rostro.
La brisa soplo y a pesar que las ventanas estaban cerradas una ligera ráfaga de viento logro poner en movimiento los finos cabellos de Gerard.
Se encamino así la cama el tomo unos papeles.
Y al mismo tiempo abrió la ventana dejo que los papeles siguieran el curso del viento, llegaron hasta la cara de Frank.
-¿Pero qué…?- su ojos se abrieron en grande no podía creer lo que estaba viendo.
-¿Por qué?-
-¿Sabías que nosotros nos conocimos esa noche de luna, venias sin prestar atención chocaste contra mí y te disculpaste pero yo solo te di una mirada asesina, lo recuerdas?-
-Si yo….estaba huyendo de unas personas querían que le pagara con otra cosa la droga que les había comprado…-
-Pensé que no lo habías notados…- sus manos bajaron a través de su espina dorsal adentrándose en sus pantalones y aun así siguiendo su curso hasta un punto clave.
Las mejillas de Frank se tornaron rojas, el aún no se acostumbrara a esta clase de tratos y parecía que nunca lo estaría.
Por parte de Gerard amaba la reacción del pequeño sentía su cuerpo estremecerse en sus brazos, percibía los nervios que se transportaban alrededor de todo el cuerpo de Iero.
Empezó a masajear los glúteos de Frank en forma de círculos debes en cuando presionaba un poco, el rostro de Frank se escondía en su pecho, porque a pesar que le gustaba este trato que le daba Gerard, no podía evitar sonrojarse por ello y su sistema nervioso parecía que explotaría en cualquier momento.
Y es por eso que maldecía una y otra vez las múltiples veces que estuvo en situación similares, aunque nunca nadie logro robarle un beso, aunque nunca nadie logro probar de él, ni mucho menos tocarlo como Way lo hací sentía que se trasportaba a esos momentos, en los cuales temía por su vida y por la lujuria que pensaban descargar sobre él.
-Quiero hacerlo... quiero ser el primero que disfrute de ti…- le susurro en su oído.
-¿Así? ¿Y cómo estas tan seguro que serias el primero he?- le gustaba jugar aunque hasta la fecha en ninguna ocasión le pudo ganar a Gerard en sus jueguitos que siempre terminaba en besos, en caricias en roses, pero nunca algo concreto nunca ni siquiera un intento de penetración por ninguno de los dos tanto como Gerard, Frank lo quería pero.
Su pasado, sus recuerdos, Way era bastante consciente de ello pero tenía necesidades que Frank tenía que cubrir, Gerard era fiel incapaz de engañarlo incluso con su propia mano, no podía, idolatraba demasiado la lujuria que Frank provocaba en el como para no descargarlo con él.
-Porque tengo sentidos Frank, son muy sensibles, y el tacto es uno de mis sentidos más afinados…- uno de sus dedos tomo la osadía de adentrarse en él.
-Ah….- un suspiro, de dolor- eso dolió- se quejó.
-Créeme que lo que te haré te dolerá aún más-
-Lo sé, y sé que sabes que eso a mí me aterra-
-Si lo sé, y también hay que tener en cuenta que hace más de un mes que estás viviendo con migo y que aún no hemos hecho algo serio…- los besos tomaron consistencia en el cuello de Frank.
-Yo no soy tu pareja- excusas, aun le temía a lo que Gerard le podía llegar hacer.
-No, no lo eres, pero si mi amante…- excusas, que Gerard sabría perfectamente como destruirlas.
-Dime quien es esa persona que te tiene atado- coloco sus manos en su pecho e impulsaba su cuerpo lejos de Gerard.
-No es una persona, es la belleza de la noche- sus pistas demasiadas obvias, daba como su respuestas a la interrogación de Frank.
-¿Esta noche me dejare hacer chantaje?
-No quiero discutir al respecto Iero- eso era algo que Gerard no toleraría.
-¿Porque ella? Le brindas tu tiempo a un astro, la prefieres a ella? dime la razón…- ¿caprichos?
-No tengo por qué darte ningún tipo de explicación- Way no era una persona que lo aceptaba.
-Y aun así yo tengo que entregarme a ti- pero en cambio Frank, tenía demasiadas debilidades ante Gerard, demasiado dócil.
.Así es- en ningún momento Way dejo de probar el dulce sabor de su cuerpo.
Way sabía perfectamente como dominar a Iero, sus dedos seguían jugando con su orificio anal, mientras que sus labios desgastaban la piel de Frank, este último solo trataba de olvidar el breve intercambio de palabras que sostuvo con Way, porque aunque Iero no lo sabía las palabras de Gerard habían dañado mucho su alma, su corazón lloraba por el hecho de saber que la luna, el satélite natural de la tierra le había ganado él la pelea por el amor de Gerard, el pequeño inocente sin saber de dónde provenía ese vació extraño, ese dolor casi lento, suave pero fatal.
Las manos de Way fueron desprendiendo cada una de las prendas de Iero, admiraba con fervor su cuerpo ante sus ojos una anatomía perfecta, resplandeciente y pura.
A simple vista parecía un guerra de dos cuerpos por el liderazgo de la situación, pero para ellos era una simple demostración de amor, caricias roses abrazos besos, todas esas pequeñas acciones que dos amantes hacen cuando le rinden culto al amor, sin saberlo ambos ya estaban clavados muy dentro de sus corazones.
Frank sintiéndose protegido aunque algo inseguro sobre los brazos de Gerard, era el camino que lo guiaba al amor.
Mientras que para Gerard, la lujuria y el deseo eran el camino que conducían al lecho del amor.
Mas sin embargo siempre hay algo entre ellos, perjuicios, actos de maldad de parte de la sociedad para con ellos.
Son dos seres que quieren amarse, pero no pueden son dos hombres, él es un menor criado en el seno de la violencia y las penurias, el mayor es un ser recto criado gracias a una familia de bien que por alguna razón del destino termino siendo un criminal serial, rindiendo un culto a la luna su diosa, y a las rosas sus musas.
El teléfono suena desesperado una y otra vez.
-Ve contesta- dice Iero algo agitado.
-Hola…si….okay...si…por supuesto…. 120 mil dólares… okay…listo...espere que anotó la dirección… okay…bueno… nos vemos…- colgó.
-¿Trabajo?-
-Una señora se está apunto de divorciar debo ir con ella-
-Adelante, yo llevare a Pansy al veterinario por cierto ¿dónde está?-
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