viernes, 3 de octubre de 2014

MOONROSE CP-18

Capitulo 18: Lagrimas



[Sé que está mal, hice gritar de satisfacción a este chico, Billy Joe es su nombre. Es lindo y muy experimentado en la cama, pero no es la gran cosa, no logre saciarme con su cuerpo, solo logre que la tortura de Frank creciera mucho más. Estaba dolido por lo que me hizo, nunca ame tanto a una persona y el me hizo esto. No era justo, yo le entregue mucho y el a cambio me clavo una apuñalada en la espalda, no entiendo  por qué lo hizo, solo sé que dentro de esta historia hay algo que no encaja y esa es tu traición mi pequeño Anthony, sé que algo paso y me encargare de descubrirlo.

Sé que está mal lo que estoy haciendo, he hecho que un ser inocente se enamore de mí, solo para mi venganza. Te estoy matando y eso lo sé, es algo masoquista porque me duele  demasiado cada lágrima que derramas, pero aun así me siento bien. El dulce veneno de la venganza acompaña al dolor, como la penumbra a la sombra].

Terminó de escribir, rompió aquel papel en el cual había volcado sus sentimientos y pensamientos.

Al mismo tiempo el pequeño Frank seso su llanto ahogado, se durmió en aquel sillón solitario, ni la pequeña Pansy estuvo allí para verlo llorar.

Se había cansado de escuchar aquellos gritos de Billy que corrompían el silencio del  apartamento.

Sentía la soledad atrapar su cuerpo, el dolor infiltrase en sus venas, las lágrimas bañar su cuerpo; durmió adolorido, su cabeza le dolía.

El sol hizo su aparición despertando a toda una cuidad.

-Ya me voy, a dios familia…- dijo alegremente Billy, mientras marchaba a su trabajo.

-¿No piensas ir hoy al colegio?-

-No, no me siento bien-

-Falta poco para que termine este año escolar, más vale que no tengas problemas por las faltas, Iero-

-No las tendré- dijo revolviendo la cuchara dentro de la taza de café.

-Podes dejar de hacer eso, me irritas-

Dejo la cuchara quieta, aun así no le dirigía la mirada. Tenía un desastre los ojos, gracias a que su pelo estaba un tanto crecidito no se notaba lo enrojecido que estaba su rostro por el llanto.

-Gerard, quiero decirte algo… es sobre tu noviecito-

-No tengo ganas de escucharte, mejor cállate que por unos instantes de silencio me ilusionas pensando en que no estas más-

-Pero…-

-Que te calles, que me irritas. Dios, contigo no se puede ni tomar el desayuno tranquilo-

-No me digas eso que me duele- dijo parándose de la silla, y apoyando sus manos sobre la mesa, mientras las lágrimas volvían a renacer.

-¿Ahora te duele, no? ¿Y cuando te revolcaste con otro también te dolió? ¿No verdad’-

-Es que no entiendes, ni siquiera me dejas explicarte-

-¿Y que quieres que escuche?, ¿lo bien que la pasaste?-

-No fue como tú crees-

-¿A si? Entonces como. Dime, te lo hizo de perrito, te dio duro, lo hicieron en un telon o es que acaso te dio la cara para hacerlo en mi propio departamento-

-¿Por qué no quieres escucharme?- dijo con vos vencida.
  
-¿Por qué no vales la pena- dijo saliendo de la cocina.

La bronca volvió, esas ganas de morirse le invadieron, su estómago se revolvió, corrió al baño y vómito, para ser más específica vomito solamente agua, no tenía nada que vomitar.

Esta acción fue observada por Gerard, el cual solo trataba de disimular su preocupación.

Frank no noto que estaba siendo observado, termino con su ritual, se enjuago la boca.

Se sentía algo mareado, se volvió a sentar sobre aquella silla.

-¿Así que ahora eres bulímico?- dice burlonamente Gerard, mientras enjuaga la taza que estaba sucia.

Frank se paró de la silla, dispuesto a salir a cualquier otro lugar lejos de Gerard.

Su debilidad lo venció, sus piernas dejaron de funcionar. Intento sostenerse de la pared, pero también fue en vano, estaba a punto de caer arrodillado, cuando de repente las manos de otra persona impiden la caída. Si, las manos de Way lo protegieron.

“¿Por qué no dejó que me lastimar?” pensó Iero ilusionado.

Tonta criatura ilusa, por un segundo se ilusionó, pensó que Gerard lo sostuvo con buenas intenciones.

Se equivocó.

-Que tonto eres Iero, no ves que así serás una presa más fácil-
-¿Presa más fácil?- pregunto inocente, las manos de Way estaban sobre el pecho de Frank, sosteniéndolo. De repente, sin previo aviso se colocaron sobre su cuello, y lentamente empezaron a ejercer presión sobre él.

-No, déjame- se separó, aunque su cuerpo volvió a caer las lágrimas volvieron a comenzar su función, y esa era el mostrara el dolor del pequeño Frank.

-¿Es que acaso no puedes dejar de llorar?-

-Una vez me dijiste que me amabas, ¿dónde quedo todo eso?-

-Se destruyó...- dijo acercándose a el- así...- dijo pisando la mano de Frank – grita Frank, grita como la perra que eres-

Orgullo, pecado capital: el pecador  no grito, a pesar de que su mano estaba siendo masacrada no emitió ningún sonido. Su rostro estaba enrojecido de aguantar todo el dolor, mordió sus labios, cerró sus ojos de golpe, y solo aguanto hasta que en el silencio se escuchó un ¡cruak! Indicando que algún hueso de su manos se había roto.

Su rostro cambia, el aire al miedo tiño su rostro a blanco, sus ojos se hicieron grande, una gota de lagrima callo de su rostro impactando sobre el pie de Gerard, su rostro estaba algo asustado, también había oído ese sonidito, lo asusto, temió haberlo lastimado demasiado, su intención solo era de humillarlo no de romperle la mano.

Pero lo hizo.

Un grito de dolor y terror, se escuchó dentro del apartamento, Frank lloraba por su mano destruida.

-Cállate, que pensaran los demás…- tapo su boca con su mano.

Como era posible que ni siquiera lo dejara expresar su dolor, por miedo al qué dirán, mientras que anoche su único objetivo era hacer rugir a Billy de tanta pasión solo para que Frank oyera.

Eso dolió más y desgarraba su corazón, intento huir no supo de donde saco tanta fuerza. Golpeo con fuerza el estómago de Gerard con su pierna, provocando que este lo liberara.

Intento correr, aun con su mano dolida.

Un fuerte golpe en la cabeza le hizo perder el conocimiento.

Lo tomo entre sus brazos, llamo a un médico para que se cerciorara de la mano del menor.

 El médico le dijo que lo mejor sería que lo llevara a un hospital, este rotundamente se negó, un poco de dinero ayudo a tomar la decisión del doctor. Curo la mano lastimada, le dijo que solo tenía un hueso roto del dedo más pequeño, el meñique, le dijo que todo estaría bien.

Eso lo dejo más tranquilo.

Se fue a su trabajo, no quería verlo más.

El pequeño despertó, algo adolorido. Miro a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en la cama de Way, se sentó, tenía su mano vendada.

Se sintió bien, porque sabía que él era el responsable de que su mano estuviera “mejor”.


Se sentó sobre la cama, miro con detalle, como si fuera la primera vez que estaba dentro de esa habitación, encontró algunos pedazos de papel sobre la mesita de noche, y el cajón entre abierto, la curiosidad de incrementar su conocimiento le gano, dentro de tantos papeles encontró lo que parecía una especie de cuaderno muy antiguo, lo abrió y lo empezó a leer, el no acostumbraba a hacer eso, pero esta vez algo dentro de él le indicaba que algo importante descubriría en ese cuaderno.



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