sábado, 1 de noviembre de 2014

MOONROSE CP-33



Capítulo 33: Un Adiós A Billy Y Un Feliz Cumpleaños A Frank.


 -¿Cómo estas…?- pregunto al menor arrodillado a sus pies.

-Mejor…-dijo Iero mientras suspiraba profundamente.

-¿Seguro?.. Te puedo llevar a un médico para que te vea mejor…-acomoda un mechón rebelde del menor.

-No, está bien, gracias. Ya hiciste mucho... Ahora ven y abrázame…- dice el mas pequeño, demostrándole una frágil y adolorida sonrisa.

-Perdóname, Frank…- correspondió el abrazo mientras una lágrima rodaba por su mejilla.

-Esto no es tu culpa…- dice mientras pasa su mano a través de su espalda.

-Claro que lo es, nunca debí haber traído ese monstruo a nuestras vidas, nunca debí jugarte tan sucio…- dice mientras abraza con más fuerza el pequeño cuerpo de Frankie.

-Tu no sabías la verdad…- dice consolándolo.

-Te juzgue sin escucharte…-  trataba de no quebrarse delante del menor, sabía perfectamente que lo lastimaría más a el que a sí mismo.

-Te oculte una verdad….- la resignación cae sobre los hombros del menor.

-Nunca te di la oportunidad, me cerré….nunca había cometido un error más estúpido…- las respiración se dificulta.

-Gerard, eres un humano al igual que yo, todos los cometemos…- toma el rostro envuelto en lagrima as de Gerard, mientras deposita besos en cada lagrima caída de sus cristalinos ojos.

-Pero te lastime…- la agitación se le nota en cada palabra liberada.

-El me lastimo mucho antes que vos…- la preocupación de Iero iba en aumento, puesto que tenía siempre presente la enfermedad que Way poseía.

-Si pero, nunca debí haberte dejado solo…-el llanto lo ahoga sin darle oportunidad.

-Pero tenías que hacerlo…- refugia la cara de su amante en su pecho, mientras trae consigo todo el peso de este sobre él.

-Pero….- la desesperación lo inunda- sigue siendo mi culpa, Frank…- nunca creyó estar en esta situación, nunca se imaginó llorar ante un ser igual que él, nunca se creyó débil, pero ahora eso había cambiado.

-Está bien, ya todo está bien…- la protección de Iero le brindaba una seguridad única a Way.

El atardecer ya había transcurrido, el anochecer ya estaba presente, las estrellas brillaban y la luna llena los iluminaba. Era la única fuente de luz que le proporcionaba iluminación, para que sus sombras jugaran entre ellas.

-Lamento haberte hecho pasar tan cruel cumpleaños…- el dolor ya había cesado.

-Está bien, si estoy a tu lado siempre está todo bien…- las caricias del menor eran reconfortante, el cuerpo de Way estaba totalmente sobre Frankie. Claro, siempre cuidando de no aplastarlo.

-El cuerpo del menor, estaba tendido sobre la cama, un pantalón de tela y una remera de Way le quedaban extra grande, pero bastante cómodas.

Way se encargó de limpiar con paciencia su cuerpo algo adolorido, Curo sus heridas. Vendajes y curitas se alojaban en la piel tersa y suave del pequeño Anthony, pero nada más confortante para Iero que las caricias de Way sobre su cuerpo. Lo tranquilizo con agua azucarada, un remedio pasado por generaciones en su familia. Cuando era pequeño, su madre siempre le daba agüita azucarada, el  “remedio” para los nervios, o cuando el llanto inundaba el rostro pálido de su primogénito. Y ya era hora de que el utilizara el mismo remedio, su amante lo necesitaba.

Su auto, la pizza, todo quedo abajo y en el olvido, Way lo recordó, siempre fue parte del segundo plano, no le dio importancia absoluta. Pero claro, como darle importancia a eso, ¡si tenía a un ángel herido que atender!


 ---


-No, no, no….- gritaba el atacante de Iero. En las paredes vacías de su departamento, se torturo toda la tarde, la demencia estaba a punto de tocar la puerta de su cerebro, los sentidos desaparecían estaba totalmente perdido.

-¿Por qué….?- gritaba con mucho esfuerzo, su garganta ardía de tantos gritos liberados- si yo te amo…..yo te amo, te amo, Gerard, te amo- sus lágrimas ardían cada vez más y más, el sabor salado representaba la amargura de su corazón.
  
La luna llena les brindaba su manto de luz, los ojos cansados del pequeño Frankie yacían cerrados del cansancio, su respiración era continua y apacigüe, brindado paz y amor.

-Te amo tanto…- sus palabras fueron dictadas de corazón, sin ninguna restricción de ser rechazadas.

-Yo también te amo… mi pequeño…- de un segundo a otro, los roles se dieron completamente vuelta, ahora era Gerard quien sostenía a Frank entre sus brazos protegiéndolo, como un bebe

- tienes razón, ahora todo está bien….-

-Gee...Tengo miedo...- dijo abrazándolo y refugiando su cara en el pecho de su protector.

-¿Por qué?- le pregunto sin entender.

-No te vayas… No quiero que lo hagas….No quiero que ella nos separe, no esta noche….- su corazón sufría, no quería que él se valla, por ella, por ellas, por la luna, por las rosas.

-Shu…. ha sido mucho por un día, pequeño. Shu…-

-Pero te iras….-

-Shuu….-

-Gee…- su corazón se hacía chiquito, mientras sus lágrimas empezaban asomarse.

-Shuu…-

-Contesta- dijo algo alterado, dejo de escuchar el sonido producido por el mayor, pensó que el se había enojado por haberle alzado la vos…. por algunos incesantes minutos todo era silencio.

-Gee….- sus lágrimas resbalaban a través de sus mejillas para colisionar en el pecho de su amante.

-Sinners return to Hell now….-un canto sencillo y tranquilizador, se escuchó proveniente de la melodiosa vos de Way.

-No te valla… no me dejes…-

-Come angels, love come…- su vos continuaba.

-Te amo…Yo te amo…- el menor repetía, medio soñoliento como si la vos de aquel hombre actuara como una droga, como un sedante.

-Come angels, love come….- el sueño hundió a Iero en un largo tiempo de descanso, sus sollozos terminaron, sus suplicas para que él se quedara cesaron.

Siempre todos le decían que su vos parecía provenir de los ángeles del infierno, ya que si bien su vos era melódica de por naturaleza, siempre dejaba al final de cada palabra una sensación tétrica, que le brindaba esa particularidad a su garganta.

Dejo el cuerpo del menor sobre la cama, miro el reloj, aun eran las 10:30 de la noche.

Sin embargo, la noche era perfecta, para un final.

Se vistió de negro, era una noche más, veía a su preciada gema reposar sobre esa cama con la ropa que le queda inmensamente grande, brindándole  a Iero un toque de ternura y las gracias de un niño pequeño.

Deposito un beso en los labios del pequeño este solo hizo un gesto, mientras continuaba con su sueño.

Tomo una cadena y dejo encerrado al menor en la habitación, se fue no sin antes revisar a los pequeños diablillos, que estaban durmiendo en el regazo de su madre y padre.

Tomo alguno de sus utensilios favoritos, hoy sería una noche especial.

Arranco en el auto, en el camino durante los semáforos esperaba tranquilo, aunque quería terminar con todo rápido, quería ver el despertar del menor…



Una niña que pedía limosnas toco la ventanilla mientras él esperaba el semáforo en rojo, la miro con cierto desprecio por haberle desconcentrado de su plan, tomo la caja de la pizza se la entregó en vez de dinero.

-Si te doy dinero se lo darás a tus padres para que sigan bebiendo y drogándose, te doy esto para que llenes tu estomago…- le entrego la pizza y sin más espera arranco, la niña solo se le quedo mirando con asombro al haber acertado en el destino de las monedas que ella pedía día y noche en las calles.

Miro atento la puerta, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, tomo su encendedor y coloco el cigarrillo en su boca, de una patada la abrió de con fuerza, el cuero de Billy se estremeció al ver al hombre que le robo su corazón parado en la puerta casi destruida mientras prendía tranquilamente el cigarrillo.

-Hola, Billy. Cuanto tiempo….- su sonrisa era inmensa y tenebrosa.

-Ge….Gerard…- la vos de la nueva víctima era entrecortada y en la matiz de su vos se marcaba cierto miedo.

Tomo una cadena de sus pantalones, se la coloco a la puerta de manera que esta estuviera bien cerrada, asegurada con un candado.



-¿Me vas a matar, verdad?…¡¡¡hazlo de una vez y ya!!!- exigió a gritos.

-Jajaja…. esa risa perversa se dibujó en su rostro, inmovilizando el cuerpo de Billy, le escupió el humo en la cara de la víctima.

Tomo fuerza en su puño e implanto un golpe fuerte y certero en la cara de Billy, atado con velocidad con un alambre de púas (de esos que se encuentran para proteger en los cercos del campo, no sé si lo reconocerán mis queridas lectora) sus manos y sus pieza de una manera sistemática que si tiraba de alguna de sus extremidades se cortaría las otras tres, dejando al alambre en forma de un gran cuadrado.



De la garganta de Billy solo salían gritos de dolor y temor, con delicadeza hizo una pequeña bolita con el alambre, la cual se la coloco en la boca, el dolor se intensifico para Billy, de inmediato sus labios fueron sellados por un trapo y después, encima para mayor seguridad, con cinta adhesiva. Aquella “pelotita” de alambre raspaba los interiores de su boca, la desesperación inundaba el cuerpo de la víctima.

La situación empeoro cuando con delicadeza le abrió el parpado, y apago en su ojo derecho su cigarrillo ardiente, su cuerpo de instinto tiraba de los alambre y con el dolor ocasionado de inmediato se inmovilizaba.

Desplazo uno de sus cuchillos más delgados y puntiagudos alrededor de su cuerpo semidesnudos, lentamente disfrutaba cortar sus prendas, rasgo peligrosamente la ropa interior del aterrorizado Billy, y dejó al descubierto toda su zona pélvica.

Tomo una bolsa de consorcio (de esas que nos dan en el supermercado, para las cosas) la coloco como si quisiera cubrir pegándola con cinta adhesiva.

-Es para no ensuciar mucho, detesto la sangre inmunda, más sin embargo me fascina de las personas inocentes, como la de Frankie… Oh sí, mi pequeño Frankie….¿sabes? con el pase maravillosos momentos, si no fuera porque una rata inmunda se coló en nuestras vidas… ¿Sabes, Billy? eres bastante inteligente….no sé cómo fuiste a dar en mi camino, estoy seguro de que no fue todo coincidencia, ¿verdad?…- Billy solo negó.

-Bien, vamos progresando….te hago un trato, vos me decís como fue que llegaste a mi perfecta vida y yo perdono…a tu miembro, ¿si?- Billy no lo pensó dos veces de inmediato asintió con la cabeza, su atacante dejo en libertad su boca, después de tanto dolor.

-Me lo dijo una mujer…- cada vez que hablaba escupía sangre.

-¿Qué mujer?- pregunto de inmediato.

-No lo sé, solo que un día llego a mí, ella sola y…me dijo que hiciera un trabajo para ella….- callo, su boca le ardía para hablar.

-Que más…- pregunto.

-Me dijo que ayudara a conseguir a unos narcos para que establecieran negocios con un señor, y ella a cambio me concedería un deseo… le dije que me ayudara a encontrarte, ella solo se rio de mí y me dio una pista….-

-¿Que pista…?-interrogo.

-El señor con el que tenía que establecer negocios con los narcos, era una pista clave…-

-¿Quién era ese señor?-

-El padre de Frank…- el rostro de Gerard empezó a cobrar cierta duda sobre el relato de Billy, sin embargo los ojos de Billy demostraban que decía la verdad.

-No recuerdo, era unos meses atrás….-

-¿Cómo era la chica?-

-No sé, siempre tenía casi cubierto el rostro, nunca la vi bien, solo sabía que era una mujer por la vos….-

-Has memoria…-

-Te juro que no se…-

-Que hagas memoria…-

-Pero….-

-¡¡Que lo hagas!!- gritaba furioso.
  
El miedo obligo a callar a Billy, de inmediato su situación volvió a ser la misma, con la diferencia es que ahora su boca ya no necesitaba más aquel trapo envuelto en sangre ni la cinta adhesiva, una inmensa bola de alambre que apenas podía entrar en la boca de la víctima ingreso en ella, sellando por completo su boca.

Coloco de punta el cuchillo, clavo 10 veces consecutivas en la zona cubierta por la bolsa, el cuerpo entero convulsionaba de dolor.

Tomo una abrocha dota y engrapo sus pezones para después retirarlos con fuerza, las lágrimas de dolor continuaban saliendo, mientras más se movía peor era para él. El dolor se intensificaba, lo que más quería él era desmayarse para dejar de sentir aquel dolor que estaba destruyendo sus nervios, o morir y descansar de tonto dolor.

Pero su dolor continuaba, se puso a buscar entre sus cosas que traía en un maletín, y saco de allí un líquido para una aguja peor no de inyección, si no de esas grandes para sacar sangre, la relleno de este líquido y luego le  inyecto a través del ano de Billy.

-Mereces que te diga que es. Te explico, lo que acaba de entrar en tus entrañas es ácido clorhídrico, estoy seguro que tu ignorancia es tan grade que no has de saber que es. Bueno,  para cuando termine de hablar tu trasero parecerá estar en llamas al igual que todo lo que está dentro de ti, puesto que se está reduciendo a la nada, en un principio quería inyectarte ácido sulfúrico, que reacciona de una manera desastrosa, deja todo que lo que este toque en una especie de pasta amarilla, todo lo deshace, y el olor es asqueroso… pero como soy Moonrose, una especie de Ramiro, así es como mucho me han catalogado, por la forma de asesinar, decidí colocarte este acido porque tiene exactamente las mismas reacciones que el sulfúrico, con la mínima diferencia que su proceso es casi 85 veces más lento, que equivale a más dolor, Jajaja….-

Los movimientos de Billy empeoraron, su cuerpo convulsionaba de una manera inhuma, saltaba de arriba abajo, en sus adentro el sentía arder, como si la braza del carbón estuviera formando una hoguera en su interior.

De inmediato, este despiadado criminal, empezó a inyectar más acido en su cuerpo, a través de los orificios de su cuerpo como las fosas nasales, sus oídos, sus ojos.

Las reacciones del cuerpo de Billy fueron más violentas, en uno de sus tanto movimientos destruyo por completo sus extremidades.

Su cuerpo se retorcía, su piel lentamente empezaba a resbalar de su cuerpo.

-mierda, sí que apestas….- Moonrose sin más que hacer tomo sus cosas, y se fue, retiro el candado y la cadena, colocando con cuidado nuevamente la puerta.

Nos vemos en el infierno, Billy. Por cierto, me lo saludas al apestoso de tu padre, y al puto de tu tío…- se fue dejando a un cadáver deshaciéndose, por la sustancia química.




 [-No me grites, por favor…-

-Maldito hijo de puta, ¿Cómo mierda quieres que no te grite si me haces esto? ¿Por qué? ¿Es que acaso no te basto conmigo? ¿Es que acaso no te complazco que buscas placer en los demás?-

-No es eso, es que no entenderías, yo…-

-¿Qué no entendería… que sos un puto, eso es lo que no entendería? ¿Crees que no soy lo suficientemente bueno, verdad?-

-No…Gee, por favor-]




El menor pataleaba en la cama, mientras sus ojos permanecían cerrados y en su mente esas palabras retumbaban, mientras que en sus sueños, solo el dolor podía el ver.

-¡¡¡Gee!!!.........- se levantó gritando el menor, sudado por la pesadilla que acababa de tener, que lastimosamente, más que una pesadilla, era un recuerdo.

-¿Qué sucede, pequeño…?- entro corriendo Way, abrazándolo, con fuerza.

-No te fuiste…..-

-Nunca más lo haré… lo prometo…nuca más… ¿.estas bien?-

-Si...Ahora si….-

-Bueno, mira tengo algo que darte, ¿tienes hambre?-

-Algo, ¿qué hora son?-

-Apenas las…11:30…aun es tu cumple…ven acompáñame…- ingresaron ambos tomados de la mano, a la cocina.

-En la cual los gatitos, junto a Pansy y al nuevo gato prácticamente ya miembro de la familia se encontraban, estaban alrededor de la mesa.

-Feliz cumpleaños….- un banquete algo moderno, estaba centrado en la mesa.

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Una pizza, gaseosa y vino, junto a una hermosa torta, y lo más llamativo una cajita envuelta en papel de regalo.

viernes, 17 de octubre de 2014

MOONROSE CP-32




Capitulo32: Uno No Elige De Quien Enamorarse: Una Cadena De Corazones Rotos Sin Fin.



Mientras que paralelamente, Gerard ya se encontraba en una pizzería…

-¿Para llevar?- pregunto el joven.

Si...- dijo cortante.

-10,50…-  dijo el chico que estaba a cargo de la caja. Pago para después  recibir la pizza, al subir a su auto el dejo en el asiento del acompañante, puso en marcha el vehículo, y tras apenas haber pasado un semáforo y esperar el cruzar el otro, ya que estaba en rojo, se sitúo por milésimas de segundos en un trance. Su cuerpo se manejaba sin pensar a pesar de ser consciente de esto, arranco el auto a toda velocidad, sin dar importancia a una joven que estaba cruzando, la aludió fácilmente al igual que los autos que estaban transitando. Arrasaba con las húmedas pistas de la cuidad, a cada segundo sus sentidos se agudizaba cada vez más, su respiración era agitada, bajo dejando las puertas abiertas de su auto, dejo la pizza dentro e incluso olvido las llaves de casa, sin embargo las circunstancias no estaban a su favor, ninguno de los 3 ascensores bajaba.

No supo de donde saco tanta fuerza, sus piernas empezaron a subir las escaleras a una velocidad que incluso el desconocía que la poseía, sabía que algo no iba bien, que algo estaba mal, no sabía la causa pero si sabía que el causante de estas reacciones era su pequeño.

-Billie, suéltame….- decía un desesperado Iero, el cual con dificultad y sin éxito intentaba soltarse de las manos de su atacante.

-Mandito hijo de puta, por tu culpa el me dejo, todo fue por tu culpa, y no te basto con eso, sino que además me mandaste esos salvajes para matarme….- decía tocando sin ningún tipo de delicadeza el cuerpo de Frank, el cual era irritado por cada “caricia”  impregnada en su cuerpo.

-No es cierto, yo no hice nada, lo juro…no me toques…- gritaba histérico, mientras las sabanas era destruidas por la furia de su atacante, y su cuerpo era tocado de manera indecente.

-No mientas, maldito…-con una mano mantenía las manos de Frankie atrapadas, mientras que la otra se deslizaba hasta un poco más debajo de su abdomen, tomando sus partes de maneras indebidas.

-No, por favor, suéltame….- lloraba el menor, al verse totalmente descubierto e indefenso.

-Ya cállate, maldito hijo de puta…- abofeteo el rostro del pequeño Anthony hasta que sus mejillas estaban ardientes como la braza del fuego, golpeo su rostro hasta que Frankie quedo a medio desmayar. Aprovecho que el menor bajo la guardia gracias a los golpes, y de inmediato  se bajó un poco sus pantalones hasta la rodilla, le abrió las piernas, el cuerpo del menor yacía tendido en el suelo. Sabiendo por desgracia que era lo que continuaría, cubrió su rostro, sus lágrimas saladas se mezclaban con la sangre en sus labios…

-No…no…no….- lloraba el menor de manera histérica y desesperada, mientras ya prácticamente resignado y dominado por los golpes dejaba su cuerpo a su suerte, rogando que un milagro lo salvase.

-Ahora si vas a saber…- amenazó Billy, el terror recorrió el cuerpo de Frankie, en un imprudente impulso trato de huir arrastrándose por el suelo, pero solo logro que un golpe se alojara sobre la boca de su estómago, arrancándole el aliento y dejándolo más dócil que antes, en maniobras rápidas Billy lo puso de rodillas, de la misma forma que anteriormente sus atacantes lo habían violado, con la diferencia que ellos nunca lo golpearon, solo lo ataran, mientras que Frankie había sido dominado a golpes, sin la necesidad de atarlo.

El menor cerro sus ojos, solo quería descansar de tanto dolor, lo más seguro era que Billie una vez de usarlo, lo asesine para dejar de ser un estorbo. Sintió el miembro erecto rozar cerca de la entrada de su trasero, se resignó a ser usado, humillado y maltratado una vez más, sin embargo algo lo dejo desconcertado y no desaprovecho la oportunidad brindada.

El grito de Billie, era agudo e intenso, Iero al descubrir su cara se encontró con el miembro de Billie entre las manos de Gerard el cual lo sostenía con las uñas, estas se clavaban en la “carne” de Billy, el dolor le intensifico a ejercer más presión sobre este. El pequeño Anthony estaba anonado por los golpes, mas sin embargo aprovecho la oportunidad para cubrirse y alejarse lo más posible de ellos, se cubrió con desesperación y nerviosismo porque sus manos al igual que toda su anatomía temblaba, mientras gateaba arrinconándose en una esquina.

Gerard golpeo el rostro de Billy una y otra y otra y otra y otra vez, en total fueron 5 golpes en una misma zona de manera consecutiva, esto le produjo un corte en el labio y cierta deformidad en su mandíbula y dientes.

-¡Lárgate, Billie…!- dijo Gerard mientras sostenía y cubría el cuerpo de Frankie, el pequeño estaba asustado y se refugiaba en el cuerpo de su protector.

-Yo juro que tengo justificaciones….-

-Lárgate, Billie….- volvió a repetir.

-El me mando a matar, y además te metió cosas en la cabeza…- se fue acercando hacia Gerard el cual protegía con recelo el cuerpo semidesnudo del pequeño Anthony, el menor sintió la presencia de su atacante cerca, se estremeció del miedo causado, sumergió su rostro en el pecho del mayor y sus manos desesperadas buscaron de donde sostenerse para no ser alejado.

Gerard no volvió a repetir ninguna palabra de sus labios, bastando solo con una mirada para sacar al intruso corriendo a través de la puerta de su apartamento, esto le hizo cobrara conciencia de lo que tiempo atrás ya venía siendo su sospecha, su personalidad se mezclaba con su “otra” cara, la de Moonrose. Ese ser abominable  y destructor que asesinaba sin piedad, el nunca mezclo ambas personalidades ni siquiera por su primer crimen, esos hombres debieron pagar por la muerte de ella, mas sin embargo aquella noche exactamente 24 horas después del crimen de Elena, esos hombres destruyeron dos de las rosas que llevaba una joven transeúnte por el lugar, esa regla la deben respetar todos los seres humanos, “sin excepción”.

Iero rompió, derruyó y acabo con ese esquema, y no solo eso, sino que además logro que ambos personajes se mezclaran. A pesar de que Gerard amaba el personaje oscuro, era bastante “profesional”. Una regla auto impuesta por el, era el de no mezclar ambas caras.

Le dolía en cierta parte porque se dio cuenta y ahora más que nunca que el al igual que su doble personalidad, Moonrose, eran venerables, débiles a un ser que parecía que se quebraría en cualquier momento, un ser humano común y corriente, una persona bastante sentimental, transparente y fácil de herir, un mortal totalmente vulnerable a todo y a todos.

La rosa más hermosa para Moonrose, una luna brillante para Gerard.






¡Y en donde piensas hospedarte?- pregunto curioso el menor de los Way al instante de haber retirado ya su equipaje.

-En un hotel, no queda muy lejos de aquí y además es bastante cómodo económicamente, ¿y vos?- responde la joven hermosa y reluciente.

-No se…- dice pensativo, mientras se rascaba la cabeza del lado izquierdo, esa manía la tenía desde muy pequeño, que cuando se hallaba perdido, desorientado y/o sin entender algo, su izquierda automáticamente acariciaba el mismo lado de su cabeza.

-Pues bien, en el hotel, si no me equivoco, hay unas habitaciones desocupadas….-

-¿En serio?- pregunto animado.

-Claro…- contesto la joven de tez blanca.

-El hotel era precioso, algo extraño y de aspecto antiguo, con bella y hermosa vista a la cuidad, muy reconocido por todos.

“Grosvenor Kensington” ese era su nombre.




-Su costo por día con desayuno incluido es de £ 59 joven Way…- dijo la recepcionista, contestando la duda del menor de los Way.

-Perfecto…- la habitación cedida por el hotel fue la que se encontraba al lado de la de Morrigan, su misteriosa pero atractiva acompañante.

Disfrutaron de un baño, cada uno en su habitación cedida, ordenaban sus cosas.

Mientras Way pensaba que ella era muy tímida y reservada.

Morrigan repasaba una y otra vez sus planes con ingenio y astucia, acomodo su cámara en su estuche. Su pasión, la fotografía, ella pensaba tomar todas las maravillas que pudiera.





 -Dale, vamos…- insistía deidad con esmero.

-Pero estoy cansada….- reclamaba la mayor.

-Te hará bien despejarte….- perseverante y terca convenció a su pareja de que la acompañara. Sin mucho ánimo, Grimmauld se colocó una de sus camisas favoritas, una playera negra que le llegaba un poco más debajo de las rodillas, sin la necesidad que haberse arreglado mucho su belleza seguí resaltante mientras que la menor, un poco más arreglada, aumentaba su hermosura de mujer.

Pasaron por varios lugares, la llovizna y la neblina las “obligo” a tomar un descanso en un bar, el más conocido de la cuidad: “To West” ese era su nombre, un ambiente cálido, y bastante seguro para ser un bar.







-¿To west?- dice el menor de los Way, leyendo el letrero.

-El mejor bar de la cuidad…- informa su compañera.

-Confió en tus gustos, Morrigan….y además me estoy haciendo pipi….-

-Jajaja, entonces que esperamos….-





-Espérame, voy al baño…- deidad se para y se retira hacia los baños, tranquila y confiada.

Mientras que Grimmauld, disfrutaba de su bebida, tranquila y esperando por su damisela, la figura de aquella mujer la deslumbro. Dejo de lado su trago, mientras sus ojos se posaban sobre la figura de aquella mujer que llego, desafortunadamente, acompañada por un hombre, el cual desapareció ingresando a los baños. No le dio mucha importancia a su acompañante, su mirada no se despegaba del cuerpo de aquella dama, la cual rápidamente encontró una mesa no muy lejos de la suya, se sentó y de inmediato el mozo se le acerco. Ella le dijo algo y de inmediato produjo un símbolo de negación con su cabeza, sus cabellos largos, finos y oscuros contrastaban con su rostro fino, pálido y bastante agraciado.

Morrigan sintió la mirada de aquella joven, desde que llego lo noto. A pesar de que parecía que nada le importaba, que eludía las miradas, a pesar de aparentar que no se daba cuenta de nada, que parecía una simple persona común y corriente.

Ella no lo era, como si fuera un demonio con una máscara de ángel, suspiro con los ojos cerrados, giro su rostro para el lado de aquella joven aun con los ojos cerrados, aquella mujer solo la miraba desentendida, y de golpe abrió sus ojos una mirada aterradora. Sus ojos demostraron intimidación, impotencia, crueldad y terror, era lo que esa mirada de ella podía difundir, una habilidad única.




Disculpa…- dijo Mikey al tropezar con una joven “niña”, la cual solo le sonrió mostrando su belleza de mujer. El quedo desenfocado, sorprendido, creía tener frente suyo a la más hermosa de las mujeres, a una diosa que jugaba en la tierra.

El rostro feliz de la joven se esfumo.




Deidad salió apresurada del baño, dirigiéndose hacia la mesa junto con su amaba, no se dio cuenta de aquel joven con el cual choco, solo escucho su vos pidiéndole disculpa, ella solo le sonrió en señal de que no había problemas. Su sonrisa, su felicidad, todo se esfumo al ver a su amada contemplando a otra persona, no eran los ojos de una persona normal.

Eran los ojos de una persona “enamorada”.